lunes, 13 de junio de 2011

Editorial Hincale el diente


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Con la creciente moda de las películas vampíricas, tomando ‘Crepúsculo’ como referencia, después de muchos años han vuelto los vampiros, esos señores que salían a pasear los domingos por la noche, muy enlutados.

Como siempre, veíamos a los vampiros en domingo, que era cuando nos llevaban al cine.
Ahora están otra vez de moda los vampiros y se hacen muchas películas de vampirismo. La diferencia estriba en que antes chupaban la sangre a una viejecita inglesa, ahora sólo quieren chupar sangre de estudiantes minifalderas o suecas adolescentes con medalla de bronce de las olimpiadas.

Aquellos vampiros de nuestra infancia pasaban hambre, como todo el mundo, y les daba igual la altiva princesa que la que pesca en ruín barca. El caso era chupar algo. Pero la sociedad de consumo nos ha hecho a todos más finos, y ahora elegimos mucho la merluza que vamos a comernos y la señorita a la que le vamos a chupar la sangre. Eran otros tiempos. El vampiro, ahora sólo come rubias de veinte años. Dice que a las viudas les chupe la sangre su difunto.
Hoy salen unos vampiros con capas de raso. Antes el vampiro iba de luto porque no tenía otra ropa y se le hacía teñir de negro todos los años, en la tintorería, para ir tirando.
Ahora ligan una barbaridad con las posibles víctimas, donde el vampiro hunde el colmillo como en una manzana reineta.
Yo recuerdo con nostalgia aquellos que se paseaban por las películas con un abrigo pardo y unos colmillos que enseguida se le ponían amarillos.
El vampiro es una especie más bien de invierno, porque en verano se queda simplemente en ‘Rodríguez’.
laregion.es
DiarioTwilight

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