Pocos sucesos en el entretenimiento resultan tan conflictivos como la saga de Crepúsculo, (fenómeno tal vez sólo equiparable al de Justin Bieber). Grupos demográficos herméticos, concentrados, que movilizan un fuerte consumo, que idolatran sin cuestionar nada, enfrentándose campalmente a detractores igual de acérrimos, llenos de argumentos en contra, alegatos razonables, válidos, pero sesgados al olvidarse que estos productos apuntan justo (principalmente) a este público fervoroso e indómito como el de adolescentes y niñas, sin importarles necesariamente cualidades artísticas o más complejas, sino totalmente abocados a sus expectativas en cuanto a miradas inocentes del amor, de las relaciones, de la adultez, de la vida.
Si se mira por ese lado, nuestra no-pertenencia al público objetivo, la saga de Crepúsculo sería una franquicia incomprendida, ya que debería leerse como ese mega-suceso mundial que logró convocar a un público disperso por varios años, revivió el romanticismo chupa-sangre de los vampiros (aunque tal vez lo llevó a extremos ‘románticos’), y llevó a una productora desconocida, Summit Entertainment, de contadas películas al año, a facturar a nivel internacional más de 2 mil 300 millones de dólares en cuatro años, además de darle el suficiente vuelo para que empiece a producir películas propias estrenadas en circuitos comerciales.
El cuadro anterior es un resumen de tamaño éxito. Son películas que multiplican fácilmente presupuestos, que producen hecatombes en sus estrenos (a notarse que el mayor porcentaje de sus recaudaciones proviene de sus primeros fines de semana), con sucesos similares en el resto del mundo. Luna Nueva sigue aún con el título de la más taquillera de la saga a nivel mundial, mientras Eclipseinició una curva en caída con respecto a recaudaciones, por lo que la decisión financiera de dividir el último capítulo de la franquicia en dos películas independientes resulta adecuada económicamente: no sólo se recauda el doble, al ser dos películas estrenadas en años diferentes, sino que esto también hace que el presupuesto final se divida en dos, enfrentando así la ‘inminente’ curva. Ojo, esta curva en caída es algo relativo, ya que si bien Eclipse no resultó ser un suceso tan grande como Luna Nueva en mareas internacionales, ni en su semana de estreno (una cifra incluso menor a la primera parte), vemos que su consistencia en recaudación semana a semana la lograron convertir en la película más taquillera de la saga en los EEUU, tal vez el mercado más importante del mundo para la industria cinematográfica. Para Hollywood, para ser más exactos.
Amanecer Parte 1 resulta interesante, puesto que el pésimo boca a boca que generó desde su estreno parecía condenarla a terribles caídas porcentuales en su segunda y tercera semana de exhibición, cosa que no sucedió. Tuvo suerte, eso sí. En su tercer fin de semana no se ha lanzado ningún wide-release de ningún estudio, logrando por ello algo que ninguna película de la franquicia había conseguido antes: mantenerse por tres semanas consecutivas en el primer puesto del box office americano (las cifras de la tabla anterior son de antes de que se publicaran las cifras estimadas de este fin de semana). Aún le falta un largo trecho para superar aLuna Nueva o, más aún, Eclipse en territorios yankis, sobretodo si en las próximas semanas se estrenan New Year’s Eve y Sherlock Holmes: a Game of Shadows para terminarle la fiesta. En tierras internacionales es bastante parecida la historia, ya que parece que no llegará a lo alcanzado por sus antecesoras, a pesar de faltar estrenos en algunos territorios asiáticos que podrían inflar la cifra un poco.
En nuestro país la historia es ligeramente diferente, ya que la manía Crepusculiana aún no alcanza su pico. Cuando llegó la primera parte en el 2009, la saga de novelas apenas se hacía conocida por este lado del mundo, y el rebote internacional demoró en llegar, por lo que no superó el millón de dólares en recaudaciones, una cifra nada despreciable igual, que la colocó en el décimo cuarto lugar del ranking general de taquilla del año. Ese mismo 2009 llegaría Luna Nueva y con ella el inicio del crecimiento en utilidades, superando el millón 800, e ingresando al Top 10 de películas más taquilleras del año. Eclipse subiría la barra incluso más, con 2.3 millones de dólares recaudados el año pasado. Amanece Parte 1 parece que continuará la tendencia, ya que en apenas tres días logró recaudar 1.3 millones de dólares, e inmediatamente alcanzó el puesto 21 del ranking general del año. Si tomamos en cuenta que eso fue hace dos semanas, y que no se ha estrenado en estas últimas semanas nada demasiado acaparador de salas, podemos presumir que podría alcanzar y superar la cifra de sus precuelas.
En lo que se refiere a críticas, la cosa se pone más ambigua. Revisando IMDB (que recopila opinión del público), Metacritic (de crítica especializada), RottenTomatoes (mezcla de crítica y público en general) y FilmAffinity (opinión hispana), vemos que no hay consenso a la hora de despotricar. Si bien las cifras en general tiran de lo mediocre para abajo, en IMDB la mejor de la saga parece serCrepúsculo, mientras que para los críticos especializados sería Eclipse, mientras en FilmAffinity sería Amanecer Parte 1. Sólo parece haber consenso relativo al hablar de la peor de la franquicia, que sería Luna Nueva, seguida de Amanecer Parte 1.
Y así es como, luego de un preámbulo algo antojadizo, llego a mi opinión de esta última película, una que ha enfurecido a algunos, ha encandilado a otros, y ha llenado los bolsillos de Summit Entertainment y exhibidoras de nuevo. Se trata de una especie de prólogo a lo que podemos esperar en el final de la historia de idilios entre humanos, vampiros y licántropos, este previo a una batalla campal debido a lo contra-natura del nacimiento del hijo entre Bella y Edward. Muchas veces en este mismo blog me he declarado detractor obstinado de la saga, y mantengo la misma línea con esta cuarta entrega, pero hay un ligero cambio de humor: me ha sorprendido. No al grado de conmover o deleitar, pero sí al punto de haber recibido algo que no esperaba, algo un tanto mejor de lo que anticipaba. Luego de una primera película que aún no veo, una segunda parte que me resultó la peor estupidez de la historia, y un tercer intento de acción gratuita, esta cuarta película logra encontrar un equilibrio emocional algo melifluo, es cierto, pero uno que al menos intenta ser sórdido, grotesco, para conseguirlo por momentos.
Seamos claros, eso sí: la primera hora de película es insoportable, tanto como las entregas anteriores, con ese derroche de lirismo falso, de amor ingenuo, de relación masoquista, pero perfecta. La boda se extiende hasta el letargo (aunque la breve aparición de Anna Kendrick iluminó contados fotogramas), la luna de miel parece sacada de reality bachelorette-sco, el sufrimiento del lobo es de película de bajo presupuesto de televisión. Pero la llegada del embarazo cambia todo. El Edward Cullen tan absurdamente perfecto en las tres primeras entregas muestra un egoísmo destructivo, Taylor Lautner entiende (a medias) el amor como algo más altruista, y Bella, uff, Bella. Kristen Steward es de lejos lo mejor de esta película, y demuestra que puede actuar si quiere, con un Bill Condon que la hace fiemo en pantalla, el bebé que le succiona la vida literalmente, desde dentro, en una monstruosa mirada al embarazo. Me sorprende esta mirada espeluznante frente al concebir, este terror abórtico, la reivindicación de la teoría de Wood acerca del terror como género: el monstruo como materialización de los peores miedos de la adolescente, el embarazo y la pérdida de la juventud.
Todo suena mejor de lo que es, tal vez, y no crean que lo que digo la hace una película notable ni mucho menos, pero confieso mi sorpresa. Esos minutos finales, ese cliffhanger, ese montaje que invocaba náuseas, son tal vez los mejores momentos de la franquicia entera. Veremos si Condon logra hacer de la última parte una película con todas sus letras, que el experimento a medias conseguido en Amanecer Part 1 logre consumarse con un final de antología. Y sigo exagerando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario