Ambas fueron criticadas injustamente por el público, que no pudo captar los matices de sus actuaciones (como lo demuestra el famoso comentario de Dorothy Parkeren mientras revisaba el desempeño de Herburn en Broadway en el “Lago” : “Hepburn recorre elegantemente las emociones de la A a la B”) Esto no hacía parecer a Hepburn como una estrella durante más de siete décadas, ¿Verdad?.
Ambas son iconoclastas que no se ajustan al concepto de la sociedad de lo que debería ser y hacer una estrella de cine. Hepburn se negaba a dar entrevistas, huyó de la prensa y pese a ello ganó cuatro premios Oscar, en ese entonces sólo hizo una aparición en la ceremonia – y eso fue en 1974 cuando accedió a presentar el Premio Irving Thalberga a su querido amigo el productor Lawrence Weingarten. Este era el estilo típico de Hepburn, se negaba a permitir que su apariencia fuera motivo de promoción, se presentaba con pantalones y mocasines y salía sin tarjetas de ensayo o referencia. Se dice que sufrió de los nervios por el acoso ( esto fue después de que ella ganará sus tres premios Oscar y haber estado en el ojo público desde hace más de 40 años) y que vomitaba inmediatamente antes y después de salir al escenario.
Ambas han sido poseedoras de una severa timidez y una incapacidad congénita para sufrir por no ser alegres o que los directores las califiquen como “rudas”, “ingratas” y “condescendientes” por la prensa y el público. En realidad, ambas son mujeres, simplemente privadas e inteligentes, que ahora prefieren pasar tiempo con familiares y amigos a estar rodeadas de la falsa realidad de la escena social de Hollywood.
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