Hola, me gustaría compartirles un ensayo que hice hace un par de años para mi clase de Español. Lo hice porque estoy rodeada de Haters maloras y quería mostrarles un poco de este enorme corazón que es la Familia Twilight. Porfa díganme qué les parece. ¡Gracias!
La sangre llama
¿Te gustan las manzanas? Son muy populares: algunos las prefieren rojas, otros amarillas, otros verdes. Red Delicious, Gala, Golden, en pie, con chile, o caramelo, cada quien tiene su favorita. Lo mismo pasa con los libros. Hay uno para cada gusto: novelas románticas, ciencia ficción, historias de detectives, poesía… en fin, la variedad es infinita. Y de la misma forma en que compartimos las manzanas con nuestros amigos hoy quiero compartirte uno de mis libros favoritos: Twilight.
Propios y extraños a buen seguro se asombran ante mi elección para tema de ensa-yo. Piensan sin duda que hay temas más profundos y trascendentales acerca de los cuales hablar. Pero no quiero cambiar al mundo con mis palabras, ni mucho menos, sólo deseo expresarme con libertad. Bueno, y puede que también intente abrir la mente de quienes diariamente me repiten que Twilight no es un buen libro. Porque, en realidad, ¿qué es un “buen libro”? ¿El que gana el Nobel, el Príncipe de Asturias? Puede ser. Pero, sinceramente, ¿mejora la vida del lector promedio el que este o aquel libro gane un premio, dos, o mil? No. Un buen libro, un verdadero Buen Libro, es ése que deja huella en el corazón. El Buen Libro te hace reír, llorar, sentir; te hace vivir junto con él. Aquél que te enseñó algo, que te permitió identificarte con sus personajes, que hizo felices las horas tristes, y gloriosas las horas felices, ése, ése, es un Buen Libro. Y yo he encontrado uno. ¿Por qué?, te preguntarás. Debo admitir que pese a la infinita cantidad de veces en que me he enfrentado a esta pregunta aún no acabo de hallar palabras lo suficiente-mente amplias y explícitas para comunicar mi respuesta. Hasta ahora. Pues, al fin, me he dado cuenta de que dicha respuesta abarca más de una página, y es por eso que ahora me valgo de estas hojas para hacer valer mi opinión. De modo que, si el hartaz-go no se ha apoderado de ti y decides seguir leyendo, dale una oportunidad a mis razones.
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Todas somos Rosalie Por si no la conoces, Rose es una de las hermanas de la familia Cullen, esa rubia despampanante tan hermosa “que duele verla”. Y si sí la conoces ella es… Rosalie. ¿Qué más puedo decirte? Stephenie Meyer la ubica en las primeras décadas del siglo pasado, parte de la alta sociedad neoyorquina. Desde siempre su belleza la distinguió entre todas las demás, era la imagen exacta de la perfección: largo y hermoso cabello rubio, ojos del más puro azul, andar grácil y figura sensual. Como cualquier otra joven de dieciocho años, soñaba con lujos y hermosos vestidos; quería ser el centro de atención a dondequiera que fuese. Pero también deseaba algo más significativo: una familia. Se imaginaba al lado de un hombre que la amase sinceramente, rodeada de hijos que heredaran su belleza. En sus propias palabras, “quería ser amada, ser adorada (…) y no parecía haber ninguna razón para no obtener exactamente lo que quería…”[1] No, no parecía haber ninguna razón, excepto el rasgo que se convirtió en maldición: su belleza. La misma hermosura que ahora le daba, no sólo admiración, sino un futuro matrimonio donde todos y cada uno de sus deseos serían cumplidos, la hizo víctima de una brutal agresión por parte de su “perfecto” prometido y cuatro amigos de éste, estando todos borrachos. La dejan en la calle, casi muerta, y sólo puede salvarse al ser transformada en vampiresa.
Cuando lees este capítulo, en el tercer libro, redescubres al personaje. Y cuando lo lees una vez más, con calma, ya habiendo superado el shock original, ves que quien tú creías una niña superficial y vana, que tiene todo lo que cualquiera podría desear, es en realidad una criatura frágil y frustrada, con una sensibilidad y una ternura increíbles. Por fin, por fin, te das cuenta de que esa mujer inalcanzable, esa belleza sorprendente, esa semidiosa perfecta… eres tú. Pues, ¿qué niña no ha jugado a ser mamá? ¿Qué joven no sueña con su príncipe azul? ¿Qué mujer no se casa llena de ilusiones, de esperanzas? ¿Quién no desea ver todos sus deseos satisfechos? ¿Quién de nosotras no se imagina al lado de ese alguien que la ame, valore, y respete, quién de nosotras no anhela la oportunidad de acunar en sus brazos a un bebé propio? Así pues, tú eres Rosalie y yo soy Rosalie. Rosalie somos todas. Todas somos Rosalie.
¿Vacío moral?
Apenas dos días después del lanzamiento de la segunda película el Vaticano ya se había pronunciado en su contra. “Este filme no es más que un vacío moral con un mensaje retorcido por el que deberíamos estar preocupados. Los hombres y las muje-res son transformados con horribles máscaras” fueron las palabras de Franco Pera-zzolo, Consejero Pontífice de Cultura. A buen seguro Su Eminencia decidió que el ver una de las películas lo convertía en experto en la materia, sin saber que para poder opinar acerca deTwilight con total conocimiento de causa se necesita mucho, mucho más.
Cuando se lee la saga completa con calma y atención es imposible no darse cuenta del inmenso amor que existe en la familia protagonista, y no me refiero sólo al afecto de pareja, no, esto va mucho más allá. Cada vez que en la historia aparece un proble-ma éste es superado gracias al apoyo mutuo, al afecto incondicional de la familia. Una de las figuras principales, sobre todo en cuanto a cariño se refiere, es sin duda la mamá, Esme, cuyo cuidado y ternura se proyectan de forma tal que se ha convertido en una imagen en la que la gran mayoría de los fans han buscado alguna forma de apoyo y consuelo, como si en ella encontráramos a una madre de carne y hueso. Yo lo he visto, gritar “¡Mamá Esme!” en una situación desesperada, o buscar en las páginas frases que hagan sentir mejor. Y funciona.
Así pues, con una concentración tan alta de amor, comprensión, solidaridad, honestidad, amistad, ¿existe, de verdad existe, algún “vacío moral”? ¿Qué mensaje retorcido puede haber en una familia que se adora y se ayuda en las buenas y en las malas? ¿Horribles máscaras? En lo personal creo que lo que hizo que el padre Pera-zzolo pegara el grito en el cielo fueron las escenas filmadas en Italia, donde, si obser-vas con atención, puedes encontrar cierto parecido entre las capas rojas del pueblo mediterráneo que celebra el día de San Marcos y las togas cardenales. Aún más, hay semejanzas entre el hogar de los villanos, líderes del mundo de los fríos y la Capilla Sixtina. ¿Y a quién vemos encabezando la inmortal realeza vampírica? A un ser enga-ñoso, hipócrita, cruel y egoísta, la única –quizá- de las “horribles máscaras”. Y si la gente representa los cardenales, y el frío salón la Capilla… entonces, ¿quién es el falso líder? Así las cosas, es fácil entender el enojo de Su Eminencia.
Feliz comercialismo
¿Por qué cuando una obra tiene éxito en el ámbito comercial automáticamente se le considera de baja calidad? ¿Por qué se cree que un producto “bueno” es exclusivo para las escasas personas genio que pueden “valorarlo”, y no se intenta descubrir las cualidades que llevaron al best-seller a ser lo que es? Dijo el publicista Carlos Alazraki: “esto está planeadísimo para ser un trancazo, está más que calculado”. ¿Por qué el tono de desdén en sus palabras, por qué decirlo como si fuera algo malo? ¿No deberíamos acaso alegrarnos de que algo reporte la mayor cantidad posible de beneficios: entretenimiento, aprendizaje, economía, etc.? ¿Es que verdaderamente un éxito monetario es garantía de un mal producto…. o es sólo un escudo envidioso propio de aquéllos que no supieron colocar su creación en el número uno?
Así pues, yo me alegro de que todavía exista gente que se preocupe por agradar a los demás, aún con fines de lucro. Yo prefiero mil veces poder leer o ver algo tan lleno de belleza, dulzura, y estética como Twilight, a sufrir con la centésima película de Tiburón, la milésima de Freddy Krueger, o el enésimo Juego del Miedo.Twilight ofrece muchos tipos distintos de perfección, física y moral, así que puedes escoger el que más te guste y ser muy feliz. Pues, ¿quién no quiere ser feliz? La felicidad es –o debería ser- el objetivo primordial del ser humano, y si se puede alcanzar leyendo un tierno e inofensivo libro, muy bien. Y si son cuatro, tanto mejor.
Pero no quiero que interpretes nuestra afición –la de todos los fans del mundo- como la típica “ay, me gusta porque el tipo está muy guapo”. De acuerdo, la belleza física es un factor importantísimo en todo momento, y está bien, no hay uno, sino más de cinco tipos guapos –qué digo guapos, guapísimos-, y sí, eso influye, pero en realidad esto es mucho más profundo.
Para que te des una idea hice un ejercicio: una encuesta a algunos fans de Twilight, con el objetivo de hallar la verdadera razón detrás de la locura. Esta encuesta contenía preguntas tales como “¿Cómo empezaste a leerTwilight?”, “¿Qué te gusta más / menos y por qué?”, etc. En la escuela, en el cine, por Internet, convoqué a cuanta persona pude encontrar. Respondieron al llamado personas de todo el mundo, desde México hasta Inglaterra, desde Estados Unidos hasta Australia, a las cuales les agradezco lo mucho que me ayudaron. Está de más decir que obtuve resultados muy interesantes:
Winx flora-helia fan, que tiene dieciocho años y vive en Surinam, comenta: “me gusta su fuerza y velocidad, así como el cariño que tiene la familia entre sí.” “Me gusta que demuestra que el verdadero amor sí existe,” fue la respuesta de bubbleblub11, originaria de Estados Unidos, mientras que desde nos llega la opinión de , esta vez acerca de una de las parejas secundarias –aunque es preciso reconocer que en los últimos meses han tomado más fuerza que los mismos protagonistas-: “Me agrada la forma en que Alice y Jasper reaccionan juntos, es como si fueran una sola alma, a través de la mirada comunican un amor realmente poderoso, más poderoso que el de Bella y Edward –casi creo que el amor de Bella se convirtió después en una obsesión.”
Por lo tanto, el sentimiento que todo esto ha generado en tantos de nosotros dista mucho de ser superficial o carente de motivo. Y aunado a todos estos testimonios diré por primera vez lo que yo, personalmente, amo deTwilight: amo ya no sentirme sola, amo sentir que hay algún lugar en donde pertenezco, amo que exista algo capaz de sacar lo mejor de mí, cosas que ni siquiera sabía que tenía, amo que a raíz de todo esto escribo mejor, me visto mejor, que me he motivado a experimentar, a jugar con lo nuevo, a aceptar más cosas. Sé que hablo en nombre de todos los Twilighters cuando digo que ya pueden venir Perazzolo, Alazraki y la misma Encarnación de la Cruz a alegar todo lo que quieran, que la felicidad que hemos conseguido bien vale cada centavo.
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Twilight nació como un sueño. Hace casi siete años, la noche del 2 de junio del 2003, Stephenie Meyer soñó con un hermoso prado, en el cual estaban reunidos un joven y una chica. Él era vampiro, ella humana. Él le explicaba a esa muchacha la disyuntiva a la que se enfrentaba, pues si bien su naturaleza lo impulsaba a matarla, la verdad es que la amaba perdidamente, más que nada en el mundo. Ésta escena se convirtió en el capítulo 13 deTwilight, Confessions. Dos años y quince cartas a diversas editoriales después, Twilight fue publicado por Little, Brown, and Company. Poco después comenzó la fiebre, o, dicho en twilighter, fuimos mordidos. Estamos en el 2010, y puedo asegurarles que, para la gran felicidad de millones de personas en todo el mundo, el sueño continúa.
[1] Stephenie Meyer, Eclipse, Nueva York, Little, Brown, and Company, 2007, p. 155, párrafo 3, líneas 12-14.
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